En los últimos tiempos, especialmente posterior a la partida de Fidel Castro, se escuchan voces de algunos neos disidentes olvidadizos, opuestos a muchas medidas que hoy asume Cuba, como fórmula para cambiar todo lo que debe ser cambiado, con vistas a actualizar el proceso socialista y mantener la unidad y resistencia frente al incremento de las medidas adoptadas por Estados Unidos, en su guerra económica de casi 60 años contra el pueblo cubano.
Cierto
es que hay situaciones subjetivas e incluso objetivas, que están
directamente relacionadas con decisiones que pueden ejecutarse y no son
resultado de esa guerra económica, pero lo que llama la atención es que
esos que ahora afirman disentir, fueron fieles adeptos al socialismo
cubano cuando restricciones y medidas afectaban al ciudadano común y
nunca levantaron sus voces para discutirlas.
Entonces,
¿por qué ahora que la apertura de la sociedad es bien diferente, se las
dan de ?justicieros inconformes? y escriben en blogs y otros sitios de
internet sus criterios, que llegan a faltarle el respeto al actual
presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al compararlo con
George W. Bush?
¿Será
que sueñan con un cambio de régimen y desean congraciarse con los
vecinos del Norte, o es para no perder sus visas múltiples para viajar
ese país? Todo es posible.
Esos "justicieros inconformes" parece que no recuerdan los cambios constantes realizados en Cuba desde 1992.
No
es ocioso recordárselos, pues antes de esa fecha asumían una actitud
militante en defensa de la patria, sin jamás mostrar inconformidad
cuando gozaban de altas posiciones dentro del sistema.
Para
refrescarles la memoria, basta señalar que en 1993 se despenalizó la
tenencia de divisas por parte de los cubanos, algo que constituía un
delito. Ese mismo año se fijó el marco legal para el ejercicio del
trabajo privado y se crearon las Unidades Básicas de Producción
Cooperativa en la agricultura, UBPC, transfiriéndoseles el pleno
usufructo de las tierras de las granjas estatales y la totalidad de los
medios para su explotación.
En
1994 se restructuró la Administración Central del Estado y se
suprimieron 15 Ministerios e Instituciones, reduciéndose el aparato
administrativo del Estado.
Ese
mismo año se estableció el nuevo sistema tributario de carácter
integral y se permitió la apertura de los mercados agropecuarios, con
precios de oferta y demanda, donde los suministradores son los
propietarios individuales de tierras, asociaciones cooperativas
privadas, Unidades Básicas de Producción Cooperativa y las granjas
estatales.
Otro
de los cambios de ese año fue la autorización de los mercados de
artículos industriales y artesanales, con precios de oferta y demanda.
1995 marcó el inicio de la apertura de centros privados para la elaboración y expendio de alimentos y bebidas.
En
el mes de septiembre del 95 se aprobó la nueva Ley de Inversión
Extranjera, la cual, por primera vez desde 1959, permitió hasta el 100 %
del capital extranjero, modificándose el Decreto Ley 50 que solo
permitía hasta el 49%.
El propio Fidel Castro, en su discurso del 3 de marzo de 1995, en el Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, afirmó:
?Son
circunstancias nuevas. Se crean desigualdades inevitablemente y se
crean privilegios, algunos con grandes ingresos y otros con menos
ingreso, resulta inevitable. Tiene que aumentar el número de
trabajadores por cuenta propia, las posibilidades para el trabajo por
cuenta propia y el desarrollo de producciones artesanales, de producción
en menos escala??
?Tenemos
que analizar bien las perspectivas del desarrollo de la pequeña y
mediana empresa, el papel del Estado y su participación en todo eso??
Posterior
al 2006 se adoptaron otros cambios, como fue el permitir que los
ciudadanos cubanos residentes en el país, pudieran alojarse en todos los
hoteles, rentar autos y motos en las agencias especializadas, tener
líneas propias para el uso de la telefonía celular, se eliminó el
histórico permiso de salida del país establecido por el gobierno de
Fulgencio Batista, el 10 de junio de 1954, en conformidad con las
disposiciones de la Ley-Decreto No. 1563.
Igualmente,
dejó de exigirse la carta de invitación para visitar otros países y se
extendió el permiso de salida temporal hasta los 24 meses, incluidos los
menores de edad, sin tener que pagar las prórrogas mensuales en los
consultados cubanos.
El
trabajo no estatal se amplió considerablemente, como la renta de casas
particulares y habitaciones a extranjeros y nacionales, unido a otras
medidas.
En
Cuba nadie tiene que suicidarse, ni callarse, cuando tiene un criterio
diferente, para comprobarlo solo hay que caminar y no andar en autos.
Con subirse a un ómnibus o visitar un mercado es suficiente para
escuchar variedad de opiniones, unas con objetividad y otras con
ausencia de conocimientos u olvidos históricos.
Los
que callaron antes y ahora se lanzan a dar criterios en las redes
sociales demuestran doble moral, pues nunca tuvieron valor de exponerlo
en las reuniones administrativas o en las del Partido Comunista.
Cuba tiene una larga historia de valentía y moral, por eso soporta las agresiones más crueles de la historia moderna.
Para
aquellos que se escudan en las redes sociales, deben repasar un poco de
la historia, pues para llegar hasta hoy, el pueblo ha luchado en
múltiples terrenos.
La
guerra económica impuesta no es un pretexto para ocultar errores
verdaderos, pero es cierta y creciente. No por gusto se mantiene
inamovible y Barack Obama, supuestamente el más osado presidente de
Estados Unidos, estableció las relaciones diplomáticas, pero no aflojó
uno solo de los nudos que aprietan a Cuba, como son la Ley Torricelli,
la Helms-Burton, la Ley del Embargo y la del Comercio con el Enemigo.
Por
el contrario, estableció nuevas y peores medidas de persecución
financiera contra los bancos extranjeros que se atrevieron a ejecutar
transacciones, imponiendo record en ese sentido al multar al banco
francés PNB Paribas, con 10 mil millones de dólares.
Ante el acoso de los yanquis, Fidel Castro le decía en 1961 a los intelectuales:
"Esto
significa que, dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución,
nada. Contra la Revolución nada, porque la Revolución tiene también sus
derechos; y el primer derecho de la Revolución es el derecho a
existir. Y frente al derecho de la Revolución de ser y de existir,
nadie, por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, por
cuanto la Revolución significa los intereses de la nación entera, nadie
puede alegar con razón un derecho contra ella".
El
hombre piensa como vive, de ahí los cambios de ideas, porque quien
disfruta hoy de ciertos privilegios no se proyecta igual que cuando
vivía otro entorno.
José Martí no se equivocó cuando dijo:
"Cuando no se piensa claro, no se habla claro".
tomado de: https://heraldocubano.wordpress.com/2018/07/23/los-neos-disidentes-desmemoriados/