viernes, 6 de diciembre de 2013

Nuevas de la Engañadora del Ariguanabo.

Sin mucho ruido la Engañadora del Ariguanabo debutó como integrante de la muy “selecta” Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, a la que debo reconocer la voluntad de renunciar tácitamente a la pretensión de otros de presentar como “periodista” a cuanto renegado se presta a denigrar la obra del pueblo cubano.
En un reciente artículo, colgado en   el blog de esa organización y replicado en varios sitios de igual propósito zanjonero, la “comunicadora” retoma el manido tema de ser “víctima” de una injusticia al privársele arbitrariamente del servicio de agua en su vivienda, por su condición de contrarrevolucionaria; agregando que esta situación le impone la necesidad diaria de caminar un kilómetro para poder adquirir el preciado líquido.
Con tal narración cualquier lector se imaginaría que esta familia vive en una zona rural o semidesértica, sin embargo residen en la porción occidental de la cabecera municipal de San Antonio de los Baños. En el siguiente mapa ubico geográficamente la vivienda, y les invito a calcular la cantidad de casas o instituciones que se ubican en ese perímetro.

 

Muchos visitantes foráneos coinciden en destacar como rasgos de la idiosincrasia del cubano la hospitalidad y la solidaridad humana. Yo crecí escuchando a mis abuelos y padres repitiendo que el vecino es el familiar más cercano, y son innumerables los testimonios de esa praxis.
¿Son diferentes los habitantes de San Antonio de los Baños?, ¿Esta comunicadora  no logra la solidaridad de nadie en los alrededores? ¿La causa estará asociada a las malas relaciones humanas que se le señalan por sus vecinos? ¿La flamante comunicadora tiene dificultad para calcular las distancias? ¿A quién y por qué engaña? No creo que para dilucidar estas interrogantes nos haga ir a Prado y Neptuno, donde Enrique Jorrín se inspiró en la primera Engañadora, que no supo que a los hombres nadie los puede engañar.