Con el humilde
salario de una periodista cubana puede pagarse un cake como el de esa foto,
pero además pagar el consumo eléctrico mensual, la factura telefónica, los
alimentos normados, la suscripción mensual a la prensa nacional y provincial,
el transporte urbano, público o privado, desde y hacia el trabajo; pagarse el almuerzo y
merienda diarios. Pero como no vive sola, como es el caso, el presupuesto de la
familia alcanza para adquirir otros alimentos que garanticen una dieta
balanceada, adquirir productos de aseo personal, y otros. No paga casa porque
concluyó su pago, a un monto de $ 23.00 pesos (cuasi un Usd) mensuales hace más
de 10 años; y no tiene que preocuparse por atención de salud y educación,
porque son servicios gratuitos.
Los hijos y
los nietos son lo más preciado para todo cubano, al menos los de aquí, y sus
cumples son el centro de atención de toda la familia, a lo que todos tributan
con gusto, como ocurre igualmente en las cenas de noche buena y fin de año,
oportunidades en que se reúne el familión y las amistades más allegadas.
Lo que es
difícil aceptarle a Aleida es que no me haya invitado al cumple de su linda
nieta.
El humilde salario de marras le permite
incluso, de recibir la dirección postal de la debutante auditorita económica de
Frente Común, y del resto de los integrantes del staff de
ese sitio anticubano, adquirir estampillas para poder enviarles a sus lugares
de residencia postales por Merry Christmas y Happy New Year; con el texto conciliatorio “Voy a pedir pa’ ti
(por si acaso) lo mismo que tú pa’ mi”.
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