A la hora de
vender historias los contrarrevolucionarios hechan mano a cualquier recurso.
La oda al “pan
de la bodega”, publicada a la Engañadora del Ariguanabo, Bárbara Fernandez
Barreda, por la reina del aguacate habanero, Marta Beatriz Roque Cabello, no se
acerca, por su mediocridad, al célebre monólogo del humorista Luis Silva o los
análisis publicados en nuestros principales medios de comunicación.
A pesar de
lo reiterado del tema nuestra paisana perdió una excelente oportunidad de
resultar original, a partir de su propia experiencia de vida.
Lleva años
con el cuento de haber sido “privada arbitrariamente del servicio de agua en
su domicilio”, por lo que camina diariamente varios kilómetros para obtener el
preciado líquido; ¿imagina usted la excelente experiencia que podría compartir
al ilustrar cómo logra bajar el pan que todos los días sale a “luchar” en su
bodega?
Igualmente
podría llegar a resultar un libreto de éxito en Globovisión la narración del
reencuentro suyo con ese pan, después de concluir su mediática “huelga de
hambre” de finales del 2012. La intensidad de ese momento bien valdría un
premio para quien se muestra empecinadamente masoquista, sino pregúntele a su
bodeguero que describa su cara cada mañana cuando recibe esa “cosa”, con aires
de "Te odio, pero te quiero".
Al pan, pan,
y al vino, vino. Esta además de engañadora, es masoquista extremis.