Ignorando
olímpicamente los sistemáticos apelativos denigrantes que endilgan a nuestros
medios de prensa, el renegado marieleño Moisés Leonardo Rodríguez Valdés,
escoge un artículo publicado en la edición 162 del año 4 del semanario del Comité
provincial del Partido Comunista en Artemisa, para amplificarlo en la
plataforma anticubana.
¿Será para
auntenticar la información? ¿No encontró a nadie que le hiciera un cuento para
cumplir la norma de noticias? ¿Sus lamebotas de Corriente Martiana no se han
recuperado del impacto CELAC? ¿Crisis de fe? ¿Contagiado del pragmatismo yanqui
de tanto mameo en la guarida habanera de Yanquilandia?
En esa
propia edición el periódico de Artemisa incluye dos artículos sobre temas del
Mariel, el terruño del renegado, que se me antojan más cercanos a la anhelada altura intelectual
de alguien que presume de “académico”:
1. La divulgación
de los resultados del Taller de Arqueología realizado en aquella ciudad
portuaria, en que explican haber profundizado en el trabajo de campo para demostrar la existencia de un cementerio chino en el lugar, existiendo
evidencias de su construcción a mediados del siglo XIX, junto a la habilitación
de una estación de cuarentena a la que arribaban los llamados colonos asiáticos,
como efecto de la abolición de la esclavitud. Este hecho de indudable valor
noticioso no clasifica en la política editorial de los sitios anticubanos pues
constituiría un reconocimiento a la voluntad política de mantener los esfuerzos
en la investigación científica e histórica, pese a la estrechez económica.
2. Una entrevista
al caricaturista marieleño Brady Izquierdo, graduado en la especialidad de
Educación Plástica del Instituto Superior Pedagógico Ruben Martínez Villena. La
descalificación de este material está condicionada seguramente por los elogios y
gratitud expresados por el artista plástico a la publicación mensual de opinión
y debate La Calle del Medio, dirigida por Enrique Ubieta, distinguido por su
verbo encendido en defensa del modelo político que nuestro pueblo hizo suyo
hace 55 años.
Ni huella
china en Mariel, ni torrente de risa que corre por las venas de quien pudo ser
discípulo en una universidad pedagógica, época en que el escriba se convirtió
al entreguismo, solo importa lo que
pueda venderse en las entrañas del monstruo.
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