Quedó
probado cuán grande es el béisbol cubano. Precisa de mayor cantidad de
juegos, enseñar todo el abecé desde las categorías infantiles y
juveniles, enfrentar con frecuencia a equipos calificados, continuar
insertando peloteros en las ligas de más alto nivel y mejorar la
estructura de las series nacionales; sin embargo, ganamos.
¿Por
qué? Porque en Cuba el pelotero bueno nace como la hierba. Pese al
espacio que le ha robado el fútbol, con tantas horas de programación en
pantalla, igual en cada esquina hay muchachos pegándole incluso a la
tapa de un pomo con un bate tan fino como un palo de escoba.
En
este pequeño país de 11 millones de habitantes el béisbol es pasión de
intelectuales y constructores, de músicos y humoristas, de campesinos y
maestros, de jóvenes y adultos, de fervorosos asistentes al estadio y
vehementes espectadores desde la casa.
Cuentan
en diversas páginas digitales allende los mares que cada vez más se les
hace la boca agua a los equipos de Grandes Ligas con los talentos de
este archipiélago, pero, gracias al bloqueo, aún tendrían que abandonar
su Patria.
Desde
el 3 de febrero, la Major League Baseball (MLB) eliminó la necesidad de
pedir un permiso oficial al gobierno de Estados Unidos para firmar
contratos. Pareciera que algo sustancial cambió; no es así.
Solo
puede aceptarlos si firman una declaración en la cual confirman que han
adoptado residencia permanente fuera de la mayor de las Antillas.
Deberá decir, además: “no pretendo volver a Cuba, ni me permitirán
volver. Por este medio declaro que no soy funcionario prohibido del
Gobierno de Cuba… y no soy miembro prohibido del Partido Comunista”.
Es
apenas un nuevo absurdo y la invitación a continuar con el robo de
talentos, que tantos baluartes arrebata a Pinar del Río, Industriales,
Cienfuegos, Matanzas, Artemisa… De cualquier manera, y duélale a quien
le duela, ganamos la Serie del Caribe.
Ganamos
con veteranos como Cepeda y Yuliesky, con hombres curtidos en la justa
del patio como Yosvani Torres, y con jóvenes tan valiosos como Héctor
Mendoza, Norge Luis Ruiz, Liván Moinelo y Luis Yander La O.
Cierto,
tuvimos que resurgir como ave Fénix. Era “casi” el team Cuba. Aun así,
vale la pena analizar: cuántos equipos tiene Venezuela en su liga
profesional, el tamaño y la población de la tierra bolivariana, y de
cuántos estados y naciones se nutren los Caribes de Anzoátegui, los
Tomateros de Culiacán y el resto de los conjuntos.
La
cita de San Juan no tiene la calidad del Clásico Mundial, pero sí reúne
lo mejor de varias ligas superiores en calidad a la nuestra. A las
justas que se avecinan, a los Panamericanos, el Premier 12 y el Clásico,
iremos con todo: talento y a dejar el corazón sobre el diamante.
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