Por: Randy
Alonso Falcón
La presentación en el Capitolio de un proyecto de ley encaminado a desbaratar el bloqueo en sus esencias y la publicación a toda página en The Washington Post de una Carta Abierta al Congreso de Estados Unidos solicitándole que rechace la nueva política hacia Cuba muestran las dos caras principales del debate que ha generado en Estados Unidos el anuncio del presidente Barack Obama el pasado 17 de diciembre.
Para la Casa Blanca, tan importante son las negociaciones en curso con La Habana como el debate interno que tiene alrededor del tema. Se trata de una tensa batalla política y de opinión pública en la que se juega mucho la administración.
La batalla política
Con un Congreso claramente dominado por sus adversarios republicanos y con activas fuerzas de extrema derecha en su seno (tanto demócratas como republicanas), el presidente Obama lanzó el desafío el pasado diciembre de “sostener un debate honesto y serio con el Congreso sobre el levantamiento del embargo” . Algo que reiteró en su discurso sobre el Estado de la Unión el pasado 20 de enero: “Y este año, el Congreso debería iniciar el trabajo de poner fin al embargo”.Varios legisladores han recogido el batón de manos del presidente y han presentado iniciativas congresionales para horadar el insostenible e irracional bloqueo. El 30 de enero, el Senador Jeff Flake encabezó un grupo bipartidista que redactó el primer proyecto de ley destinado a aliviar parte del bloqueo a Cuba, en concreto una propuesta para levantar las restricciones sobre los viajes de los ciudadanos estadunidenses a la isla. El texto legislativo, la Ley de Libertad para Viajar a Cuba, pondría fin a las restricciones legales sobre los viajes a la isla para los ciudadanos estadunidenses y residentes legales, así como a las transacciones bancarias relacionadas con dichos viajes.
Los senadores que apoyan el proyecto de ley son los republicanos Jeff Flake, Jerry Moran, Michael Enzi y John Boozman, así como a los demócratas Patrick Leahy, Richard Durbin, Tom Udall y Sheldon Whitehouse. El legislador republicano Mark Sanford y el demócrata Jim McGovern presentaron un texto paralelo sobre el mismo asunto en la Cámara de Representantes.
Ahora se ha dado un paso más allá. Una coalición bipartidista de legisladores norteamericanos introdujo este 12 de febrero en el Congreso de ese país un proyecto de ley que busca eliminar el bloqueo de EE.UU. contra Cuba. La propuesta legislativa titulada The Freedom to Export to Cuba Act fue presentada por los senadores Amy Klobuchar (D-MN), Mike Enzi (R-WY), Debbie Stabenow (D-MI), Jeff Flake (R-AZ), Patrick Leahy (D-VT), y Dick Durbin (D-IL). Su propósito declarado es eliminar las barreras legales que impiden a los estadounidenses hacer negocios con Cuba.
Al presentar el proyecto, la Senadora Klobuchar ratificaba la convicción del Presidente Obama y parte de la clase política norteamericana: el bloqueo ha sido un fracaso y es hora de cambiar la táctica con Cuba. “Es tiempo de voltear página en nuestra política hacia Cuba ” dijo la Congresista en declaraciones a la prensa- “Cincuenta años de embargo (bloqueo) no ha asegurado nuestros intereses en Cuba y han puesto en desventaja a los negocios norteamericanos por restringir el comercio con un mercado de 11 millones de personas a solo 90 millas de nuestras costas.”
Pero esta batalla sólo está en sus inicios. La extrema derecha no anda para nada contenta con el rumbo que van tomando las cosas. La cohorte de congresistas cubanoamericanos está que trina. Marcos Rubio, el Senador floridano con ínfulas de candidato presidencial, ha tratado de dar la nota más alta. Desde su nuevo puesto de Presidente del Subcomité del Hemisferio Occidental en el Comité de Relaciones Internacionales, Rubio afirma que bloqueará la designación de un embajador norteamericano en Cuba e impedirá cualquier avance antibloqueo en el Capitolio.
Ya el mismo 17 de diciembre, Marcos Rubio catalogaba a Obama como “el peor negociador que hemos tenido en la Casa Blanca durante mi vida” y desafiaba el llamado presidencial: “Este Congreso no va a levantar el embargo (bloqueo)”.
La furibunda Ileana Ross Lethinen ha descargado su rabia contra la Casa Blanca en múltiples escritos y declaraciones. Así lo hizo recientemente con la Subsecretaria Roberta Jacobson al concurrir a una audiencia congresional.
También se ha manifestado activamente contra la política de Obama el Senador Demócrata Bob Menéndez, quien en medio de los múltiples escándalos de corrupción que lo envuelven ha tenido tiempo para arremeter contra este acercamiento. Menéndez, que hasta enero presidió el Comité de Relaciones Internacionales del Congreso se ha declarado molesto porque el Presidente no le consultó la nueva política, a la que catalogó como “un premio que un régimen totalitario no merece”.
También varios legisladores republicanos han expresado su oposición férrea a una relación entre Cuba y Estados Unidos, como en los peores tiempos de la Guerra Fría. El Speaker de la Cámara de Representantes John Boehner (R-Ohio) catalogó el cambio de política como “un estímulo a todos los estados patrocinadores del terrorismo”. A la vez que el Senador Lindsey Graham, uno de los más activos republicanos en política exterior, definía que “Normalizar las relaciones con Cuba es un mal paso en un mal momento”.
La batalla se anuncia tenaz en el Congreso.
El campo mediático
Desde el barraje de editoriales previos en The New York Times hasta las múltiples declaraciones de voceros y funcionarios tras el 17 de diciembre, la Casa Blanca y las fuerzas que la apoyan en el cambio de política hacia Cuba han desplegado una intensa ofensiva mediática que les permita contar con la fuerza de la opinión pública.Muy publicitada fue la Carta Abierta del pasado 19 de enero, firmada por 78 expertos y personalidades de la política de la nación norteña, quienes solicitaban medidas concretas hacia el fin del bloqueo de cinco décadas. De acuerdo con la misiva, el enfoque hacia La Habana, vigente por 54 años, “ha fracasado”, lo que coincide con las ideas expresadas por el propio Obama. El mensaje aboga por que el jefe de Estado trabaje junto al Congreso a fin de “actualizar el marco legislativo en relación con Cuba para que también refleje las realidades del siglo XXI”.
Entre los firmantes se contaban el exsecretario de Estado George Shultz ( de la era Reagan), el exsubsecretario Strobe Talbott, a los antiguos subsecretarios para el Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela, Jeffrey Davidow, Alexander Watson, y a Thomas Pickering, quien estuvo a cargo de Asuntos Políticos. Se sumaron el exsecretario de Interior Ken Salazar, el banquero David Rockefeller; el académico Francis Fukuyama -heraldo de la tesis sobre “el fin de la Historia”-; el exgobernador Bill Richardson, tambien exembajador ante la ONU, así como el almirante James Stavridis, exjefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas y excomandante supremo de la OTAN.
El efecto ha sido hasta ahora favorable a la administración. Una encuesta del Grupo Zogby muestra que el 56% de los estadounidenses aprueba la nueva política hacia Cuba, mientras sólo un 27% se opone. Otros estudios encargados por importantes medios de comunicación arrojan resultados similares.
La contraofensiva pública ha llegado este miércoles cuando el diario The Washington Post publicó una Carta Abierta al Congreso de Estados Unidos firmada por 50 nombres, que aseguran que el giro de la política hacia Cuba “representa una gran victoria para el régimen represivo en Cuba y para los hermanos Castro, que aun mandan en la isla”. El texto se opone a los viajes de norteamericanos a nuestro país y a remover a Cuba de la Lista de Países patrocinadores del terrorismo.
La Carta fue publicada como un anuncio en el diario capitalino financiado por el Centro Para Una Cuba Libre, un ente dirigido por el terrorista Frank Calzón. Entre los firmantes se cuentan connotados adalides de la extrema derecha norteamericana y las campañas anticubanas como Otto Reich, Elliot Abrams, Roger Noriega, John Bolton, Mel Martínez y James Cason. También están las rúbricas de varios mercenarios de las peores causas residentes en Cuba pero en permanentes tours políticos por Estados Unidos.
El escenario es complicado para los deseos de la Casa Blanca de finiquitar el bloqueo y entregarse de lleno a su nueva propuesta seductora de política hacia Cuba. Sus planteos públicos y en las negociaciones tienen la carga de estos escollos internos, cuya principal fuerza radica en un Congreso hostil a la actual administración norteamericana. Veremos a dónde conducen los debates en las próximas semanas.
En la próxima entrega de esta serie espero cumplir con un balance sobre las medidas aprobadas y lo mucho que pervive el bloqueo aún en las nuevas condiciones.
Tomao de: http://www.cubadebate.cu
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