Todo indica que el senador Marco Rubio, integrante de la mafia terrorista anticubana radicada en Estados Unidos, perdió totalmente la memoria.
Rubio, presidente del Subcomité para el
Hemisferio Occidental del Senado, envió una carta al Secretario de
Estado, John Kerry, pidiéndole no sacar a Cuba de la lista de países
patrocinadores del terrorismo, algo que tiene temerosos a los mafiosos,
pues de hacerse, se dejarían de perseguir las transacciones financieras
cubanas y los bancos extranjeros permitirían operar con cuentas de la
isla.Por estar injustamente incluida en esa
lista en la que solo aparece Irán, Sudan y Corea del Norte, muchos
bancos son multados, como el caso del PARIBAS de Francia, con 10 mil millones de dólares, algo realmente insólito.
El senador Rubio no quiere recordar que
Estados Unidos es el verdadero refugio de connotados terroristas, tanto
de origen cubano como de otras nacionalidades.
Sería conveniente recordarle que sus
padres se vieron obligados a emigrar de Cuba, ante la crítica situación
que vivía la isla hasta 1958, cuando el dictador Fulgencio Batista
gobernaba a base de asesinatos y torturas.
Desde 1959, el gobierno cubano inició
reclamaciones al gobierno de Estados Unidos, con el fin de que
extraditaran a un numeroso grupo de miembros de la tiranía prófugos de
la justicia que encontraron refugio en ese país.
Así están los casos de:
Jesús Blanco Hernández, Comandante de la Marina de Guerra batistiana, autor de numerosos crímenes.
Conrado Carratalá Ugalde, jefe del
Departamento de la Dirección de la policía batistiana, asesino
consuetudinario de cientos de cubanos. Se asegura que con toda la sangre
que derramó se podría llenar una piscina.
Luis Alberto del Río Chaviano, General de Brigada del ejército batistiano, asesino reconocido por el pueblo.
Sotero Delgado Méndez, oficial de la
policía secreta de Batista y asesino del Dr. Pelayo Cuervo Navarro,
junto a los también prófugos de la justicia y refugiados en Miami,
Coronel Orlando Piedra Negueruela, jefe del BRAC, Mariano Faget Díaz y
Rafael M. A. Gutiérrez Martínez.
Martín Díaz Tamayo, General de Brigada,
criminal al servicio de Batista y del gobierno norteamericano, desde su
cargo de vice jefe del Buró de Represión a las Actividades Comunista,
BRAC, creado con el apoyo del FBI de Estados Unidos. Al llegar a Estados
Unidos residió en la casa del ex presidente Truman, y miembros del
Partido Demócrata le prestaron apoyo para la invasión mercenaria de
abril de 1961 por Bahía de Cochinos.
Irenaldo Remigio García Báez, Teniente
Coronel, jefe del Servicio de Inteligencia Militar de Batista, e hijo
del General de Brigada Pilar García García, Jefe de la policía Nacional,
ambos asesinos.
Julio Stelio Laurent Rodríguez, Teniente
de Navío y oficial del Servicio de Inteligencia Naval, asesino prófugo
de la justicia cubana.
Lutgardo Martín Pérez Molina, Teniente
Coronel de la policía batistiana, connotado asesino y torturador. Junto a
Rolando Masferrer, igualmente refugiado en Estados Unidos, organizó
varias acciones terroristas contra Cuba.
Rolando Masferrer Rojas, sangriento
personero del régimen del dictador Batista y creador de los
despreciables “Tigres de Masferrer” que sembraron el terror en campos y
ciudades por sus crímenes.
Esteban Ventura Novo, Teniente Coronel de
la policía, considerado uno de los peores asesinos y torturadores de
toda la historia de Cuba.
Ángel Sánchez Mosquera, Comandante del
ejército batistiano que cometió y ordenó numerosos crímenes contra la
población campesina.
José María Salas Cañizares, Teniente
Coronel del ejército. Sus mayores crímenes fueron cometidos en Santiago
de Cuba donde apaleó, torturó y asesinó a mujeres y hombres desde su
cargo de supervisor militar.
Orlando Eleno Piedra Negueruela, Teniente
Coronel jefe del Buró Investigaciones de la policía de Batista. Bajo su
dirección se torturó y asesinó a numerosos detenidos. Participó en el
asesinato del Dr. Pelayo Cuervo Navarro.
Todos fueron reclamados por el Gobierno
cubano, bajo el amparo del tratado de extradición entre ambos países,
del 6 de abril de 1904. Nunca fueron entregados a Cuba y recibieron la
categoría de “refugiados”.
Más recientemente Estados Unidos dio
refugio a otros asesinos y terroristas como Orlando Bosch y Luis Posada
Carriles, autores de la voladura de un avión civil cubano en pleno
vuelo, donde murieron 73 ciudadanos inocentes; al igual que Carlos
Alberto Montaner, agente de la CIA y prófugo de la justicia por colocar
bombas en centros comerciales y cines de la capital cubana.
La lista es amplia; por tanto si Marco
Rubio desea conocer más, solo debe pedirle al FBI y a la CIA información
de la cantidad de cubanos, salvadoreños, chilenos, nicaragüenses,
venezolanos y hondureños que teniendo las manos ensangrentadas residen
plácidamente en Estados Unidos, quienes por demás han cumplido tareas de
ambos órganos de inteligencia contra Cuba y otros países.
Ante esto, resulta obligado recordar a José Martí cuando expresó:
“… es en vano pedir que la memoria arranque de sí lo que la indigna”.
Tomado de: blog El Heraldo Cubano.
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