El dinero hace falta. Es cierto. Y
no porque seamos una sociedad consumista. Los precios cada vez más
elevados de muchos productos y el estatismo de los salarios nos abocan a
la búsqueda de una economía capaz de satisfacer las necesidades más
apremiantes.
Las Cooperativas No Agropecuarias (CNA) en la esfera gastronómica devienen opción atractiva para incrementar los ingresos. De acuerdo con la Dirección Estatal de Comercio de la Administración Provincial, funcionan 39, las cuales responden al Lineamiento 25.
Según un muestreo de esa entidad sobre la oferta de las CNA, en Bahía Honda, por ejemplo, vendían refresco enlatado a 15 pesos y cerveza Mayabe a 25. ¿Qué razones justifican tales precios si adquieren esos artículos con un descuento del 15,8 por ciento?
“Las Cooperativas No Agropecuarias son un modelo de gestión experimental y, aunque se avanza, su propósito fundamental es el de ir detectando posibles fallos y corregirlos”, expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el primero de febrero de 2014.
“Es necesario —agregó— que los organismos rectores de las actividades donde se desempeñan estas cooperativas, así como los gobiernos provinciales y municipales, chequeen el desempeño de ellas y saquen las mejores experiencias”.
Las cooperativas por dentro
Las CNA no están orientadas por la lógica de la maximización de la ganancia que guía a las empresas privadas. La rentabilidad no es un fin a lograr a toda costa, sino un medio para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de sus asociados y de las comunidades cercanas. Sin embargo, muchas no cumplen este precepto, más bien lo contradicen.
Antonio García, un lugareño de 60 años, opinó sobre El Cedro del Líbano, una de las ubicadas en el municipio capital. “Me gusta por la tranquilidad y la buena atención”. Otros clientes ponderaron el sitio, pese a su oferta “cara” de cervezas y refrescos.
En cambio, Rubén Torres, su económico, asegura que con descuento solo reciben refrescos de lata, cervezas Cacique, Mayabe y de botella. Adquieren lo demás a como está en la calle. Al preguntarle si es posible bajar los precios, respondió afirmativamente: “cuando exista un mercado mayorista, y la asignación de productos con la rebaja del 20 por ciento sea mayor y estable”.
Torres y varios presidentes entrevistados mostraron su inquietud por el incumplimiento de la Resolución 427 de 2012 del Ministerio de Finanzas y Precios, la cual precisamente establece precio minorista y un descuento del 20 por ciento para los productos que se les suministren y a la vez se oferten en el mercado minorista.
Para la Máster en Gestión y Desarrollo de Cooperativas Niurka Padrón, “otras resoluciones, que establecen descuentos comerciales menores del 20 por ciento, limitan el margen de utilidades de las CNA, las obligan a subir los precios para resarcir sus gastos y, en consecuencia, afectan a la población”.
Daniel Solís, presidente de La Casa del Té, en San Antonio de los Baños, refirió que antes recibían hasta 70 cajas de cerveza Mayabe y Cacique; por el contrario, hoy solo 30, entre las dos. Y Rafael Bárzaga, al frente de La Guanábana y El Súper Club, también del Ariguanabo, afirmó que recibía 100 000 pesos de mercancías por cada una, ahora 70 000 por las dos.
Las CNA tienen diversas obligaciones fiscales: deben aportar impuestos sobre las ventas o servicios, por las utilidades, por el empleo de la fuerza de trabajo, la contribución especial de los trabajadores a la seguridad social y la contribución al Desarrollo Local. Todo sobre sus ingresos netos.
Vale contrastar que las CNA de productos agropecuarios y puntos de venta de cooperativas están exonerados del pago del 10 por ciento por las ventas; no obstante, sus precios continúan altos. No queda de otra sino coincidir con la Máster en que una revisión de la política fiscal pudiera favorecer a las de gastronomía, lo cual habrá de redundar en una concepción de precios con mayor alcance.
Mas, semejante incongruencia no contradice la idea de que no hay motivo para imponer altos márgenes comerciales a los productos; a fin de cuentas, las cooperativas son una opción distinta a las estatales y, a la par, diferente a los cuentapropistas. Además, pueden recurrir a alternativas previstas a las que todavía no suelen acudir.
La mayor parte de las CNA de Artemisa no solicitaron créditos por concepto de capital de trabajo inicial. Según Miguel Abi Rashed, director de la sucursal de BANDEC en la cabecera provincial, el préstamo bancario no repercute en los precios, por lo bajo de las tasas de interés. Sin embargo, no hay dudas, para sus socios es más fácil subir los precios que tener deudas con el banco.
Los problemas mencionados condicionan el desarrollo de las CNA. No obstante, pueden crecer sin sacrificar el servicio a los de más bajos ingresos. ¡Al fin!, el 25 de febrero, el restaurante El Ruanda exhibía ofertas atractivas y los precios tradicionales de la cerveza y el refresco enlatado; mientras, otros establecimientos los mantenían por encima.
Impactos innegables
Las primeras cooperativas creadas en Artemisa, la cafetería El Millar y el restaurante El Ruanda, cumplieron un año en enero. Hoy muestran otra imagen. La reparación demandó materiales adquiridos en tiendas del Mincin y recaudadoras de divisas; por tanto, caros.
De acuerdo con Luis Alberto Mouro, presidente de El Millar, la compra de equipos para la elaboración de los alimentos también requirió financiamiento. “Nada fue gratis”. “Compramos manteles, vajillas, uni-formes y servilletas. Reparamos el techo, los baños y equipos de climatización. Todo cuesta, pero queremos que funcione bien”, destacó Reinerio Díaz, al frente de El Ruanda.
Muchas unidades gastronómicas carecían de las condiciones ideales para ofertar un servicio de calidad. Al pasar a CNA sus socios debieron mejorarlas. Eso ha de tenerse en cuenta al evaluar la validez del modelo. No obstante, las CNA están exoneradas —hasta un año— del pago del arrendamiento por concepto de reparaciones, lo cual ha de aprovecharse para no abusar de los precios.
Es oportuno subrayar lo expresado por Raúl en cuanto a detectar posibles fallos y corregirlos, pues está previsto el paso de todos los establecimientos gastronómicos a esta forma de gestión.
Las CNA están influyendo en la vida de la provincia, aun con los problemas objetivos mencionados. Existe motivación entre los miembros y planes interesantes para crecer. Urge, entonces, capacitar a sus socios, materializar los contratos con empresas y ministerios, crearles condiciones para su desarrollo. De esa manera los socios ganarán más, sin la necesidad de subir los precios tradicionales de los productos que el Estado les suministra con un descuento.
Tomado de: artemisadiario.cu
Las Cooperativas No Agropecuarias (CNA) en la esfera gastronómica devienen opción atractiva para incrementar los ingresos. De acuerdo con la Dirección Estatal de Comercio de la Administración Provincial, funcionan 39, las cuales responden al Lineamiento 25.
Según un muestreo de esa entidad sobre la oferta de las CNA, en Bahía Honda, por ejemplo, vendían refresco enlatado a 15 pesos y cerveza Mayabe a 25. ¿Qué razones justifican tales precios si adquieren esos artículos con un descuento del 15,8 por ciento?
“Las Cooperativas No Agropecuarias son un modelo de gestión experimental y, aunque se avanza, su propósito fundamental es el de ir detectando posibles fallos y corregirlos”, expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el primero de febrero de 2014.
“Es necesario —agregó— que los organismos rectores de las actividades donde se desempeñan estas cooperativas, así como los gobiernos provinciales y municipales, chequeen el desempeño de ellas y saquen las mejores experiencias”.
Las cooperativas por dentro
Las CNA no están orientadas por la lógica de la maximización de la ganancia que guía a las empresas privadas. La rentabilidad no es un fin a lograr a toda costa, sino un medio para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de sus asociados y de las comunidades cercanas. Sin embargo, muchas no cumplen este precepto, más bien lo contradicen.
Antonio García, un lugareño de 60 años, opinó sobre El Cedro del Líbano, una de las ubicadas en el municipio capital. “Me gusta por la tranquilidad y la buena atención”. Otros clientes ponderaron el sitio, pese a su oferta “cara” de cervezas y refrescos.
En cambio, Rubén Torres, su económico, asegura que con descuento solo reciben refrescos de lata, cervezas Cacique, Mayabe y de botella. Adquieren lo demás a como está en la calle. Al preguntarle si es posible bajar los precios, respondió afirmativamente: “cuando exista un mercado mayorista, y la asignación de productos con la rebaja del 20 por ciento sea mayor y estable”.
Torres y varios presidentes entrevistados mostraron su inquietud por el incumplimiento de la Resolución 427 de 2012 del Ministerio de Finanzas y Precios, la cual precisamente establece precio minorista y un descuento del 20 por ciento para los productos que se les suministren y a la vez se oferten en el mercado minorista.
Para la Máster en Gestión y Desarrollo de Cooperativas Niurka Padrón, “otras resoluciones, que establecen descuentos comerciales menores del 20 por ciento, limitan el margen de utilidades de las CNA, las obligan a subir los precios para resarcir sus gastos y, en consecuencia, afectan a la población”.
Daniel Solís, presidente de La Casa del Té, en San Antonio de los Baños, refirió que antes recibían hasta 70 cajas de cerveza Mayabe y Cacique; por el contrario, hoy solo 30, entre las dos. Y Rafael Bárzaga, al frente de La Guanábana y El Súper Club, también del Ariguanabo, afirmó que recibía 100 000 pesos de mercancías por cada una, ahora 70 000 por las dos.
Las CNA tienen diversas obligaciones fiscales: deben aportar impuestos sobre las ventas o servicios, por las utilidades, por el empleo de la fuerza de trabajo, la contribución especial de los trabajadores a la seguridad social y la contribución al Desarrollo Local. Todo sobre sus ingresos netos.
Vale contrastar que las CNA de productos agropecuarios y puntos de venta de cooperativas están exonerados del pago del 10 por ciento por las ventas; no obstante, sus precios continúan altos. No queda de otra sino coincidir con la Máster en que una revisión de la política fiscal pudiera favorecer a las de gastronomía, lo cual habrá de redundar en una concepción de precios con mayor alcance.
Mas, semejante incongruencia no contradice la idea de que no hay motivo para imponer altos márgenes comerciales a los productos; a fin de cuentas, las cooperativas son una opción distinta a las estatales y, a la par, diferente a los cuentapropistas. Además, pueden recurrir a alternativas previstas a las que todavía no suelen acudir.
La mayor parte de las CNA de Artemisa no solicitaron créditos por concepto de capital de trabajo inicial. Según Miguel Abi Rashed, director de la sucursal de BANDEC en la cabecera provincial, el préstamo bancario no repercute en los precios, por lo bajo de las tasas de interés. Sin embargo, no hay dudas, para sus socios es más fácil subir los precios que tener deudas con el banco.
Los problemas mencionados condicionan el desarrollo de las CNA. No obstante, pueden crecer sin sacrificar el servicio a los de más bajos ingresos. ¡Al fin!, el 25 de febrero, el restaurante El Ruanda exhibía ofertas atractivas y los precios tradicionales de la cerveza y el refresco enlatado; mientras, otros establecimientos los mantenían por encima.
Impactos innegables
Las primeras cooperativas creadas en Artemisa, la cafetería El Millar y el restaurante El Ruanda, cumplieron un año en enero. Hoy muestran otra imagen. La reparación demandó materiales adquiridos en tiendas del Mincin y recaudadoras de divisas; por tanto, caros.
De acuerdo con Luis Alberto Mouro, presidente de El Millar, la compra de equipos para la elaboración de los alimentos también requirió financiamiento. “Nada fue gratis”. “Compramos manteles, vajillas, uni-formes y servilletas. Reparamos el techo, los baños y equipos de climatización. Todo cuesta, pero queremos que funcione bien”, destacó Reinerio Díaz, al frente de El Ruanda.
Muchas unidades gastronómicas carecían de las condiciones ideales para ofertar un servicio de calidad. Al pasar a CNA sus socios debieron mejorarlas. Eso ha de tenerse en cuenta al evaluar la validez del modelo. No obstante, las CNA están exoneradas —hasta un año— del pago del arrendamiento por concepto de reparaciones, lo cual ha de aprovecharse para no abusar de los precios.
Es oportuno subrayar lo expresado por Raúl en cuanto a detectar posibles fallos y corregirlos, pues está previsto el paso de todos los establecimientos gastronómicos a esta forma de gestión.
Las CNA están influyendo en la vida de la provincia, aun con los problemas objetivos mencionados. Existe motivación entre los miembros y planes interesantes para crecer. Urge, entonces, capacitar a sus socios, materializar los contratos con empresas y ministerios, crearles condiciones para su desarrollo. De esa manera los socios ganarán más, sin la necesidad de subir los precios tradicionales de los productos que el Estado les suministra con un descuento.
Tomado de: artemisadiario.cu
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